El Gherkin, el “pepino” londinense, cuyo verdadero nombre es 30 St Mary Axe, está en venta por 820 millones de euros.
Aunque el mercado inmobiliario de lujo de Londres interesa bastante a los inversores extranjeros, en esta ocasión el prestigio del Gherkin está movilizando a inversores que por lo general no compran en esta ciudad, los cuales están haciendo interesantes ofertas de compra para incluir en su colección a este “monumento” único.
La venta del Gherkin se debe a los problemas financieros de los actuales propietarios, el grupo inmobiliario alemán Ivg y la empresa privada Equity Evans Randall, que desde el pasado mes de abril están bajo administración judicial ya que no han saldado sus deudas tras comprar el Gherkin a Swiss Re por una cifra de 600 millones de libras.
Por ello, ahora se han reabierto las negociaciones en torno a una de las propiedades más famosas de la ciudad de Londres. Diseñado por el arquitecto Norman Foster, el rascacielos se ha puesto a la venta por 650 millones de libras esterlinas pero, visto el interés que ha generado, el precio sin duda tenderá a subir. El edificio, con cuarenta pisos y cincuenta mil metros cuadrados en el corazón financiero de la ciudad, será del grupo que gane la carrera ofreciendo el precio más alto y garantías de su solvencia: así lo han hecho notar Savills y Deloitte, las dos empresas que gestionan la venta del Gherkin.
Se presume que al menos un centenar entre fondos soberanos, empresas y particulares, procedentes de Asia, Estados Unidos, Europa y Medio Oriente, según ha explicado Sthepen Down Savills, estarán en la lista de los posibles compradores. Parece, además, que entre los interesados también está Qatar Holding, el fondo soberano del emirato que ya ha comprado el Shard, edificio diseñado por Renzo Piano.
Según sus cálculos, Savills estima que el Gherkin, mitad alquilado a Swiss Re, una compañía de seguros, y el resto a inquilinos de varios tipos, por un total de 28.5 millones de libras anuales, puede aumentar sus beneficios en un 20%. De hecho, la recuperación de la economía británica también ha favorecido a la industria del sector inmobiliario comercial en Londres, con un aumento significativo de las oficinas: el 45% de los novecientos mil metros cuadrados de oficinas aún en construcción ya se han reservado.