Al igual que el rascacielos Gherkin, el cual había costado a los constructores un ojo de la cara, también el Walbrook ha sido puesto en venta. Este futurista edificio, que con sus fachadas de cristal constituye uno de los puntos fuertes del skyline de Londres, ha sido proyectado por un equipo de prestigiosos arquitectos del estudio británico Foster and Partners. En el 2011había sido adquirido por 250 millones de euros por la empresa Delancey, la cual hoy pretende revenderlo por el triple de su valor original. Estando situado prácticamente en el corazón de la city, centro de la actividad económica de la capital de Inglaterra, el inmueble es codiciado hasta tal punto que la empresa ha recibido ya varias manifestaciones de interés y ofertas de compra realmente interesantes. Los analistas, en efecto, están convencidos de que su precio podría llegar hasta los 800 millones de euros.
Se trata seguramente de una cifra alucinante, pero hay que tener en cuenta que el Walbrook es un edificio emblemático y único en su género que ofrece la belleza de cuarenta mil metros cuadrados de espacio de puro lujo en Londres. Desde el punto de vista arquiterctónico, se trata de una construcción extraordinariamente moderna, con el techo redondeado, amplios ventanales a altura completa y cornisas curvas de diseño vagamente futurista. En el interior, en cambio, asistimos a una insólita fusión de estilos. El luminosísimo hall del Walbrook está decorado de forma moderna y esencial, con un gran mostrador de laminado negro que contrasta con el blanco cegador del suelo de mármol y de las paredes. La sala adyacente, sin embargo, es de gusto puramente clásico. Techos abombados, ventanas con forma de arco y columnas de mármol le dan un aspecto elegante y refinado y la convierten en el lugar perfecto para reuniones, conferencias, ruedas de prensa y encuentros de trabajo. Completan la planta baja un área lounge con vista a los rascacielos de la city londinense y un amplio comedor.
Los otros dieciséis niveles del Walbrook están ocupados por algunas de las oficinas más prestigiosas de la capital británica. Sólo una planta está actualmente vacía, la última, que al igual que el hall goza de espacios gigantescos y techos con doble altura. El lote incluye finalmente un espléndido jardín en la parte posterior del enorme edificio, un pequeño oasis en el corazón de Londres.
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