Ha pasado casi un año desde que Robin Williams se quitó la vida en su megavilla de Paradise Cay. El célebre actor hollywoodiano ha dejado a sus fans recuerdos indelebles, y a sus herederos un patrimonio inestimable constituido en su mayoría por inmuebles prestigiosos. Uno de ellos, más conocido como Villa of Smiles – la Villa de las Sonrisas – destaca entre las propiedades de lujo de California, y se encuentra precisamente en Napa Valley; la misma había sido puesta a al venta por el propio Robin algunos meses antes de la tragedia. Se trata de una gigantesca residencia, rodeada por más de 280 hectáreas de prados y plantaciones.
La casa se desarrolla en dos niveles: la planta baja acoge tota la zona living, mientras que en el nivel superior se encuentra toda la zona noche, compuesta de cinco dormitorios y algunos de los once baños de los que dispone esta maravillosa villa situada a pocos kilómetros de San Francisco. Pero esto no es todo, ya que la residencia en la que Robin Williams se refugiaba entre un chiak y otro, esconde numerosas sorpresas. Por ejemplo, un cine con auténticas butacas para los expectadores, una bodega refrigerada repleta de botellas de las mejores cosechas, una biblioteca y diversos espacios destinados a relax y entretenimiento. Exteriormente, en cambio, es un auténtico parque de juegos: además de una piscina de dimensiones reglamentarias, posee un mini hipódromo en el cual divertirse montando a caballo, o pasear a la sobre de los más de cien olivos que rodean la villa. Además, se puede aprender a pescar en el lago situado en la parte posterior.
La decoración es de estilo prevalentemente clásico, ya sea en la zona living que en la espléndida zona noche. Destacan los muebles antiguos, inteligentemente combinados con elementos de diseño más moderno, que inciden de forma notable sobre el valor de la casa. Vale la pena describir de forma detallada el dormitorio principal, cuyo techo a doble altura esconde una agradable sorpresa: subiendo la escalinata de madera que se encuentra en los pies de la cama y cruzando la puertecilla que se encuentra en el fondo de una especie de puente, se accede directamente al interior de una torre privada. Un lugar íntimo y acogedor, en el cual Robin solía recogerse cuando buscaba inspiración o un lugar en el cual da rienda suelta a su imaginación.