Últimamente se habla mucho del mercado inmobiliario inglés y los motivos son claros: por una parte porque Londres es la reina de las ciudades más caras para las inversiones en el ladrillo y, por otra, por las políticas implementadas por el Gobierno para contrastar los precios cada vez más altos de las casas inglesas.
La última medida introducida es el Help to Buy, un contrato preliminar con efectos anticipados que, junto a otras medidas del gobierno y según la mayor parte de los expertos del sector, ha puesto en riesgo de burbuja a todo el sector inmobiliario inglés.
El Gobierno, además, ha decidido poner al mismo nivel a residentes e inversores extranjeros. La tasa, que se ha decidido imponer a partir de abril de 2015, golpeará el capital gain, es decir, la diferencia en positivo entre el precio de adquisición y el precio de venta de una propiedad.
Actualmente, deben pagarla solo los ciudadanos que venden un inmueble distinto a aquel en el que residen pero, como consecuencia de esta normativa, en poco más de un año el pago del impuesto se aplicará también a los que inviertan en el sector inmobiliario inglés sin ser residentes.