La crisis inmobiliaria que ha paralizado a muchos estados no ha afectado a las ciudades del norte de Europa. Este favorable dato ha permitido a las ciudades nórdicas dar grandes pasos hacia la modernización de las áreas urbanas, con la tecnología más innovadora, para crear ciudades más vivibles y ecológicamente respetuosas.
El Mipim, Mercado Internacional de Profesionales del Sector Inmobiliario, analiza, desde hace 23 años, la situación y la potencialidad del mercado inmobiliario. Este año el evento ha tenido lugar en Cannes y el tema ha sido “Las ciudades del futuro”.
En esta línea y buscando la manera de mejorar la ciudad de modo determinante y constructivo, en el Mipim se han tenido en cuenta los cambios acontecidos en las ciudades en lo que respecta al valor de los inmuebles y al volumen de los que son apropiados para invertir.
Londres, como es frecuente en este tipo de clasificaciones, está a la cabeza de la lista junto a París. Ambas ciudades tienen mucha demanda en la compra de inmuebles, no solo residenciales. Los italianos, junto a los rusos, están entre los inversores más importantes.
Continúan esta lista de las ciudades más modernas, pero sobre todo interesantes por la revolución que han sabido unir a su desarrollo, Moscú y Estambul, ciudades que, junto a Mónaco, Estocolmo, Berlín y Ámsterdam han ganado posiciones gracias al desarrollo tecnológico. Las casas de lujo en Ámsterdam, concretamente, representan un mercado muy activo y transparente, a pesar de que el sector global ha vivido meses de dificultad; hoy los precios de las casas van desde los 2.300 a los 3.750 euros el metro cuadrado.
La capital de Turquía tiene características particulares, situada como está entre Oriente y Occidente, pero su crecimiento está aumentando fuertemente y el mercado de los inmuebles de lujo en Estambul es muy importante en lo que concierne a oficinas y centros comerciales. Le siguen Edimburgo, Dublín, Oslo y Frankfurt. Dublín ha experimentado un crecimiento reciente en lo que respecta a los alquileres, el más alto de Europa, pero los inversores la miran con cuidado.
Las nórdicas Oslo y, sobre todo, Estocolmo, registran un crecimiento caracterizado por una importante innovación tecnológica, que está también asociada a un cuidado por el medio ambiente. La capital sueca es un ejemplo de eficacia por su reciclaje que proporciona energía y por sus transportes, la mayoría de ellos ecológicos.