A primera vista, el castillo de Woodstock (Connecticut), ya impresiona. El estilo gótico que caracteriza su insólita arquitectura lo hace absolutamente único en su género, hasta tal punto que para comprar esta mansión señorial se necesitan 45 millones de dólares.
La fortaleza, vendida a su último propietario por el triple de la cifra que ahora se pide, recuerda mucho al castillo del rey Arturo en el clásico de Disney “The Sword in the Stone” (“La espada en la piedra” en Latinoamérica y “Merlín el encantador” en España). Pero en su interior es todavía más lujosa y elegante que el tan preciado del legendario soberano de Gran Bretaña. Basta con decir que la residencia alberga una superficie interior de más de 2000 metros cuadrados y que consta de ocho habitaciones y de otros tantos baños, más uno de servicio.
Perteneciente a la propiedad de lujo en Connecticut es también una tierra verde de 50 hectáreas, atravesada por un encantador arroyo. Aquí encuentran espacio varios jardines, huertos y un amplio espacio donde montar a caballo, que hacen de esta residencia una fuente potencial de ingresos. En la zona que rodea la mansión también encontramos diversas especies animales muy interesantes, hasta el punto de que el antiguo propietario pidió permiso, aunque se le negó, para convertir la hermosa propiedad en un zoológico.
Y si el exterior de la fortaleza parece sacado directamente de un libro de fábulas…
… los interiores no son menos. La entrada es un ambiente amplio y luminoso, con techos altos y ventanas de estilo gótico. Aquí se encuentran algunas de sus muchas obras de arte, muchas de las cuales proceden del antiguo Egipto o de la época medieval, dispersas en los rincones más estratégicos de la construcción. Al final del pasillo hay un majestuoso arco tallado en madera: pasándolo se accede a la lujosa y extravagante cocina, decorada con un toque árabe.
Principesco es también el cuarto de baño principal del castillo, en el que el protagonista es el mármol, que cubre las paredes y el suelo.
El entorno más lujoso, sin embargo, es el salón. Sarcófagos, alfombras persas, adornos de bronce y esculturas de todo tipo hacen que el espacio, más que una sala de estar, parezca la sala de un museo de arte antiguo.
Lo mismo se puede decir del dormitorio principal que, aunque más sobrio que la sala de estar, es igual de elegante y está lleno de encanto. Espléndida es también la chimenea de madera oscura, que hace el ambiente aún más agradable en una habitación ya de por sí exclusiva y relajante.