Elle Macpherson, por evidentes razones de trabajo, ha pasado la mayor parte de su vida en la Gran Manzana. Ahora que tiene ya cincuenta años y podría permitirse un descanso, sin embargo, la bella top model australiana ha decidido mudarse a Europa, más concretamente a Londres. De consecuencia ha vendido su prestigiosa casa en Nueva York, un elegante pied-à-terre en el barrio del Soho, por un precio de 2,4 millones de dólares. El ex-apartamento de la famosa modelo, conocida como “The Body” gracias a su cuerpo perfecto, forma parte de un complejo residencial de lujo construído en el siglo pasado. Elle ha vivido en él nada más y nada menos que veinte años, desde 1993 hasta el 2013, y ha transformado la que era una casa de estilo industrial en un espléndido “nido” de estilo clásico.
El pied-à-terre del Soho, que ha sido reformado algunos meses antes de ser puesto en venta, se compone de dos habitaciones, tres baños, salón con vista panorámica del horizonte de Manhattan, comedor y cocina. Las habitaciones, todas ellas amuebladas y decoradas de forma refinadísima, están dotadas de doble techo, parquet de madera oscura y grandes ventanas panorámicas que llenan la casa de luz. Superada la puerta de entrada, encontramos un gracioso recibidor desde el cual es posible acceder ya sea al salón que a la cocina. Siguiendo en cambio el largo pasillo se accede directamente a la zona noche, donde encontramos una gran habitación digna de un hotel de cinco estrellas. La habitación en la cual descansaba la Macpherson es tan elegante como el resto del apartamento, y está dotada de una estancia-armario gigante y un lujoso y enorme baño.
No es para menos el salón, que es el corazón de la casa que perteneció a la espléndida top model que durante años ha desfilado en las pasarelas de Prada, Dior, Versace, Valentino e Yves Sant Laurent. En el mismo hay tres butacas y tres sofás tapizados en terciopelo, con un total de diez plazas para sentarse, lo cual confirma que Ele adoraba pasar el tiempo libre en compañía de sus amigos. Los muebles son de estilo clásico, así como también lo es la gran chimenea que calienta el ambiente. Las paredes son blancas y los tapizados de color crema, por lo que los colores neutros y refinados dominan sin contrastes en esta estancia creando una atmósfera agradable y relajante.
