Hay quien piensa que entre aquellas paredes han sido asesinadas un gran número de personas y hay quien, por el contrario, duda sobre el mismo hecho de que Drácula haya vivido en ese imponente laberinto de sombríos pasillos y tétricos vestíbulos. Sea como fuere, lo que es cierto es que este castillo en Transilvania ha sido ahora puesto a la venta. Por él se piden 140.000 dólares, pero hay una cláusula que hay que respetar: solo una parte podrá usarse como vivienda privada, mientras que el resto deberá permanecer abierto al público y mantener su carácter de “destino turístico”.
Se trata, en cualquier caso, de una petición más bien razonable, ya que alrededor de esta antigua casa solariega, famosa gracias a la novela de Bram Stoker, se desarrolla un verdadero negocio del que Rumania no quiere prescindir.
La poderosa familia real de los Habsburgo, propietaria del castillo, todavía no ha recibido ninguna propuesta de compra. Sin embargo, desde hace unos días se rumorea que se está valorando la posibilidad de ceder el inmueble del siglo XIII al gobierno rumano por “solo” 80 millones de dólares. Más allá de su fama, inevitablemente ligada al controvertido vampiro que ha inspirado decenas de películas y de libros, hay que admitir que este inmueble de lujo en Rumanía es, sin duda, increíble.
Encaramado en un acantilado, al borde de un precipicio, domina todo el territorio circundante con toda su imponencia. Está rodeado de hectáreas de naturaleza, y desde lo alto de sus torres se aprecian unas maravillosas vistas a la montaña y a los distintos riachuelos que se cruzan en su interior.
Para quien no lo sepa, el castillo de Bran es una verdadera joya desde el punto de vista arquitectónico. Con los años ha sido reestructurada varias veces, por lo que externamente presenta elementos típicos de la Edad Media, de la época gótica e incluso del Renacimiento. Construida para que caballeros y guerreros tuvieran un lugar seguro donde refugiarse en tiempos de guerra, la fortaleza es muy sólida. Particularmente interesante es el patio interior al que están orientados los muchos dormitorios de la casa.
A comienzos de 1900, cuando la propiedad pasó a manos de la corte real, el castillo fue transformado en una lujosísima residencia estival dotada de terrazas panorámicas, parque, lagos y fuentes decorativas, verdaderos rincones paradisíacos que los futuros propietarios podrán disfrutar con total tranquilidad.
