Los amantes de la narrativa contemporánea sin duda conocerán a este autor y sus asuntos privados, que tuvieron como escenario esta casa de Cornish (New Hampshire), un pequeño enclave rural inmerso en la naturaleza, a donde el controvertido escritor se mudó en 1950, cuando su nombre comenzaba a tener bastante peso en Nueva York.
El autor de “El guardián entre el centeno” prefirió refugiarse en un pequeño pueblo con pocos habitantes: una casa aislada, a la que se accede solo tras un tortuoso camino, donde tomaron forma sus controvertidas historias de amor y de la cual raramente salía Salinger. Desde 1980 esta casa ya no pertenece al escritor: el actual propietario se llama Joan Littlefield y la ha puesto en venta, tras treinta años, al precio de 680.000 dólares. No es que la residencia no los valga pero, sin duda, incide notablemente en el precio su historia y el gran valor cultural algunas de las cosas que pertenecieron a Salinger y que se han quedado en esta casa, donde además fueron escritas algunas de sus obras antes de que abandonase la carrera de escritor.
La villa de lujo en Estados Unidos mide casi 270 metros cuadrados y se encuentra dentro de un parque de casi 5 hectáreas: una propiedad enorme donde la casa queda aislada del resto de propiedades, respetando el deseo de Salinger de llevar una vida de ermitaño. En su interior encontramos cuatro dormitorios grandes y muy luminosos, gracias a las amplias superficies acristaladas que permiten apreciar la increíble naturaleza de los alrededores, y cinco baños. Las grandes dimensiones son una característica común de todos los ambientes pero, a pesar de ello, la atmósfera es íntima, acogedora y muy agradable. En el salón se construyó una chimenea con ladrillos rojos, que se inserta perfectamente en el estilo tradicional de la decoración elegido por Salinger.
El parque, por su parte, es boscoso: son raros los lugares en los que crece la hierba. Cuenta, sin embargo, con caminitos que invitan a largos paseos meditativos lejos de ruidos y de gente. El actual propietario ha contado que la idea de vender la propiedad tras la muerte del escritor, en el año 2010, nació con la esperanza de conseguir subir el precio en algunos miles de dólares y de atraer a los amantes de J.D. Salinger o a otros escritores solitarios.