Hay algunas zonas del planeta que parecen robadas de las ilustraciones de un libro de cuentos: lugares increíbles con los que algunos solo soñarían, pero que existen de verdad y, a veces, incluso están en venta.
Es el caso de Innocence Island, un pedazo de tierra en el archipiélago de Las Bahamas, una isla encantada, rica en vegetación y rodeada por el mar con el agua más clara que se pueda imaginar, y que puede comprarse por 55 millones de dólares.
La isla es una verdadera maravilla: un pulmón verde donde el mar refleja espectaculares tonalidades de azul. Aquí encontramos una increíble vegetación autóctona: palmeras, árboles frutales y una exótica vegetación tropical se extienden a lo largo de las sinuosas crestas de las colinas que dominan este territorio en toda su extensión, hasta llegar a la costa, donde las playas de arena blanca crean como una corona brillante, un anillo de protección para esta auténtica joya.
La isla se vende con exclusividad, por lo que nadie aparte del propietario o la persona autorizada por éste podrá disfrutar de todo esto. Para llegar cómodamente a Innocence Island, en una parte de la isla se ha situado una pequeña pista de aterrizaje para pequeñas avionetas o jets, con un código de identificación único para la agencia de control de la aviación. Si así lo quisiera el propietario, esta pista se podría incluso ampliar para albergar aeroplanos más grandes. Quien, sin embargo, prefiera llegar en yate, podrá amarralo en el muelle creado para ello.
En este rincón paradisíaco no podía faltar, obviamente, una casa. Se trata de una villa de unos 460 metros cuadrados situada en una posición central con respecto a la isla, desde la que puede disfrutarse de una magnífica vista de 360 grados de los alrededores. La casa cuenta con seis dormitorios y seis baños, además de contener una enorme zona living y una cocina equipada con electrodomésticos de última gama.
Quizá lo mejor es que no hay vallas y, por tanto, la isla entera puede ser considerada como el jardín de esta casa de lujo en Bahamas. Aquí, la privacidad está garantizada por el aislamiento y por la densa vegetación que rodea la casa. En la playa, para quien quiera disfrutar del paisaje relajándose en contacto directo con el mar, se han colgado unas hamacas de las palmeras, lo que garantiza agradables momentos de paz. En esta isla, además, hay un bungalow separado de la estructura principal de la casa, equipado para practicar yoga y meditación con unas vistas extraordinarias sobre la bahía.