Actualmente, la aplicación del decreto llamado “Salva Roma” está en el centro del debate político y económico. Razón por la cual, los administradores que gobiernan la capital han pensado en vender el patrimonio inmobiliario y en poner a la venta una serie de comercios y de apartamentos que, a día de hoy, pertenecen a la Ciudad de Roma.
Se trata, concretamente, de casi cien inmuebles, la mitad de los cuales son residenciales. El resto, sin embargo, ha sido clasificado por el catastro como no residencial y, por ello, con posibilidad de convertirse en actividades comerciales o de alojamiento. Falta solo el último paso, el de la Asamblea del Capitolio: después, los empleados de la administración de la Ciudad podrán comenzar con la subasta, cuyo objetivo es rellenar las arcas públicas locales. Esto debería tener lugar en primavera, de manera tal que la Ciudad de Roma pueda embolsarse, lo antes posible, los casi 250 millones de euros que se esperan obtener de esta gran operación.
Sin embargo, es inútil hacerse ilusiones: si estáis pensando en poder comprar una casa en la capital desembolsando unos pocos euros, os equivocáis. Muchos de los inmuebles incluidos en la fatídica lista, de hecho, ya están ocupados, en su mayoría por personas mayores que pagan, desde hace decenios y a través de un contrato de alquiler de renta antigua, una cifra mucho menor a lo común en la ciudad. Los inquilinos que actualmente residen en estas casas, gran parte de las cuales se encuentran en Trastévere y en los entornos del Coliseo, tendrán preferencia en caso de que quieran adquirir la vivienda. Situación muy diferente es la que tiene que ver con los trescientos inmuebles no residenciales: la mayor parte de ellos están inutilizados, razón por la cual serán subastados y adjudicados a aquellos que hagan la mejor oferta desde el punto de vista económico.
La operación en cuestión tiene, en cualquier caso, una doble finalidad: la Ciudad de Roma no ha decidido vender su patrimonio inmobiliario solo por razones de naturaleza exclusivamente financiera, sino también para encontrar una solución a la falta de vivienda que, desde hace años, se presenta en la ciudad. Muy probablemente, de hecho, algunos de los inmuebles residenciales deshabitados sobre los que penden acciones extrajudiciales podrían ser destinados a familias que necesitan un techo bajo el que vivir. Todo depende, en cualquier caso, del éxito de la subasta.
