El rápido desarrollo económico que está viviendo Filipinas no podía dejar indiferentes a los inversores inmobiliarios. Muchos de ellos, de hecho, según recoge un estudio publicado recientemente por el “Urban Land Institute”, están demostrando un gran interés en lo que concierne a las casas de alta gama en Filipinas: les interesa, particularmente, el mercado que gira entorno a la capital, Manila, cuarta en la lista de las ciudades preferidas por los que tienen la posibilidad de invertir en inmuebles de nueva construcción, para sacarles un beneficio a posteriori.
El mérito se debe a un desarrollo extraordinario que está cambiando poco a poco el rostro de Manila: la economía se encauza finalmente en la dirección correcta, hasta tal punto que varias multinacionales la han elegido como ubicación de sus oficinas centrales. También juega a favor de la expansión de la capital el hecho de tratarse de una ciudad demográficamente muy joven. Además, las políticas de gobierno son cada vez más justas y transparentes.
Lo cierto es que Filipinas tiene un encanto especial ante el cual están cediendo los inversores inmobiliarios, convencidos de que esta elección puede proporcionarles buenos frutos. La demanda, a día de hoy, es incluso superior a la oferta: esto hace, obviamente, que los precios de las casas suban poco a poco, y no solo en Manila, sino en todo el territorio filipino. El precio de un apartamento de alto standing en Makati con tres dormitorios en un condominio, por ejemplo, ha subido un 12.92% respecto al 2013. La misma situación encontramos si hablamos de villas y de casas independientes, cuyo precio ha subido un 6.92%.
En gran expansión está también el barrio de Bonifacio Global City, a unos 11 kilómetros del centro de la capital: la subida, en este caso, es del 12.4% en lo que concierne a los apartamentos en condominio y del 10.6% para los inmuebles residenciales independientes. Un dato, éste último, que atestigua inequívocamente el hecho de que los inversores no están solo interesados por el mercado inmobiliario tradicional, sino también por el de lujo, que en Filipinas es todavía, por así decirlo, un “nicho” en el sector.